El concepto #brunch es un neologismo a partir de las palabras breakfast y lunch. Aunque no es una práctica tan moderna sí es verdad que es novedad en los países mediterráneos. Se sirven brunch los días festivos y domingos, mucho más atrasado de la hora original que sería de 10 a 13 de la mañana. Aquí empiezan a partir del mediodía.
Básicamente se trata de combinar #recetas de desayuno con las típicas de una comida. Se suelen presentar en un buffet de autoservicio con la posibilidad de algún showcooking
En mi proyecto de #elrestauranteimaginario está abierta la posibilidad de dar un brunch muy cuidado, y para eso hay que visitar y probar los que ya están haciéndolo y sacar de cada uno lo mejor y que nos sirva para nuestra idea.
En esta primera visita nos hemos decantado por el #brunch del Hotel Intercontinental, recomendación de Alejandra Feldman gran cocinera y caja de sabiduría. Entre la lista de candidatos era el único que oferta entretenimiento infantil, uno de los detalles importantes para mi restaurante. Dos conceptos que no suelen ir de la mano, calidad y niños.
Así que llamé para reservar y a esperar que llegara el domingo.
Después de mi #runnertime matutino toca arreglarse para el momento. Como en principio parece que el lugar lo pide nos vestimos la familia un poco más formales de lo normal y nos lanzamos a la aventura.
Llegamos al Hotel Intercontinental, le entregamos las llaves del coche el amable portero «por si acaso molesta» y entramos al espacioso y elegante hall del hotel. Enseguida encontramos el salón dónde se toma el brunch previa acomodación del camarero.
No hay mucha clientela aún. A penas pasan las 13:30 y ésto acaba de empezar. ¡Sí acaba de empezar! Las horas de comida en España están muy desfasadas… no me imagino un brunch que empezara a las 11:00.
La carta de vinos está bastante completa con precios ligeramente altos en referencias bastante modestas. Decidimos acompañar esta comida con un cava Parès Baltà brut, que no había probado nunca pero que me sorprendió gratamente. Un cava con bastante cuerpo y aguja fina.
El buffet está presentado en una isla central compuesta de petits fours, marisco cocido (langostinos y bogavantes), cócteles de fruta y langostinos, fuentes calientes con pastas, verduras, solomillo, doradas y merluza, crema de champiñones, cochinillo asado, codillo… Alrededor en mesas apartadas una mesa de ibéricos con un cortador de jamón, otra de quesos no muy extensa pero bien tratados y en su punto, una mesa de salmón ahumado y ensalada de pasta que por lo que pude observar pasó demasiado desapercibida, un apartado oriental y el armario de los postres.
Todo el servicio estuvo adornado de amabilidad, profesionalidad, cariño y música de arpa en vivo.
Nos dan a escoger unos pequeños panes que tienen muy buena pinta… cuando pruebo la variedad integral me acuerdo de la diferencia entre el #pan y el #nopan
Para estimular mis sentidos y papilas empecé con un salmorejo al que le faltaba un poco de cremosidad y aroma a tomate; pero estaba bueno.
De los petits fours poco que destacar. Unos pequeños cucuruchos muy vistosos y apetecibles que luego no me aportaron demasiado. Un bacalao con un pisto de encurtidos muy bueno. Una milhoja de membrillo y queso fresco , yo le cambiaría el queso porque bajo el membrillo desaparece el sabor de éste. Una cucharita de paté sobre pan de miel y un gelée de vino, muy buena también.
Seguimos con un copa de langostinos y aguacate. Bien. Sólo un pero, yo le quitaría la cola para hacerla más cómoda. Refrescante y cítrica.
Paso por la mesa y doy cuenta de una buena variedad de sashimis, makis, nigiris y un tartar de atún. Esperaba más porque soy exigente. En general buenos, bien presentados.
Enfrascado con el pescado probé el bogavante y los langostinos. Sin más.
Necesitaba reconfontarme con la calidad, y eso era sinónimo a pasarse por la mesa de los ibéricos. El puesto olía de maravilla, ese perfume inconfundible del jamón recién cortado. Un poco de pà amb tomàquet, el jamón muy bueno, amenizado por queso gouda ahumado y un idiazábal. El cortador de jamón ofrecía información y ayuda en la elección de los quesos.
Haciendo honor al sentido de lo que significa brunch pasé a los calientes. Decliné las pastas porque en las urnas metálicas me daba la sensación que iban a estar recocidas. Al igual que la parrillada de verduras, que había dejado de serlo para convertirse en unas verduras poco apetitosas y blandas. Pensé en utilizarlas como guarnición ya que estaba seguido por mi hija y hay que dar ejemplo. Las dos opciones de pescado eran merluza al cava y dorada con refrito. El problema es que es imposible mantener el punto de cocción correcto con el pescado tapado en estas paneras. La dorada estaba muy buena, la merluza también, pero ya pasada. Hándicap del buffet.
Si hacemos caso del dicho que los niños y los borrachos no mienten, el pequeño Héctor devoró la dorada. Un #brunch con menos de dos años…
Me levanté a por el solomillo, pero cuando levanté la tapa estaba demasiado hecho. Codillo asado no me apetecía aunque estaba muy bien presentado con un toque laqueado que lo hacía apetecible. Cochinillo ya no quedaba aunque antes sí lo había visto y tenía buena pinta también. El rosbif muy bueno.
Me decepcionaron los famosos huevos benedictine que son el leitmotiv de todos los brunch… no los probé.
Decidí poner punto y seguido. Los postres. Les dediqué dos tandas. Una de vasitos, me quedo con la mousse de chocolate. La segunda tanda muy buena la tarta de almendra caramelizada; las demás propuestas pasaron un poco sin gracia. Acabé con las fresas en chupito que sí me dejó un buen sabor de boca.
Cerramos la comida dos horas y media más tarde y un café. La cuenta!
Sofía salía encantada de la animación; a ella le gustó mucho la experiencia, que también es muy importante porque justo a eso veníamos.
La experiencia en líneas generales fue muy satisfactoria, el ambiente ideal… seguiremos investigando.